Síntomas de las extrasístoles
Los síntomas pueden ser diversos. La mayoría de los pacientes refieren sensación de “vuelco” o golpe en el pecho aunque a veces lo que notan es la sensación de “vacío” o de ausencia de latido ocasionada por la pausa. Algunos incluso lo describen como un pequeño mareo. A veces las extrasístoles son aisladas pero otras se agrupan, siendo muy frecuentes durante horas o días y los pacientes se sienten angustiados, con palpitaciones irregulares e incluso con sensación de falta de aire. Su aparición y comportamiento es caprichoso, apareciendo o empeorando en determinadas épocas para luego desaparecer o aminorar. Sin embargo, con mucha frecuencia, las extrasístoles son un hallazgo casual en cualquier revisión rutinaria, siendo completamente asintomáticas. ¿Son graves? En general se trata de una arritmia benigna y muy frecuente en pacientes sin enfermedad cardiaca. Sin embargo, en el caso de existir una cardiopatía subyacente, puede agravar el pronóstico y ser un marcador de riesgo de arritmias de mayor gravedad. Aunque no es habitual, se han descrito casos en los que la propia extrasistolia, sobre todo la de origen ventricular, puede acabar dañando el corazón (disminuyendo su fuerza contráctil). Esta circunstancia parece estar relacionada con extrasistolia extremadamente frecuente (por encima del 20-25% del total de los latidos cardiacos). Otros marcadores de riesgo añadidos, como localizaciones epicárdicas (en la superficie externa del corazón), el largo tiempo de evolución o el género masculino, se han relacionado con el desarrollo de este deterioro de la función cardiaca. Habitualmente, si se consigue tratar de manera efectiva y abolir la extrasistolia, el corazón se recupera completamente. ¿Tienen tratamiento las extrasístoles? Existen distintas medidas para tratar esta arritmia. Aunque su eficacia es limitada, se suele recomendar (por su sencillez) evitar la ingesta de sustancias excitantes. El uso de medicamentos puede disminuir su frecuencia, siendo los betabloqueantes el fármaco habitualmente de primera elección, aunque a veces, sobre todo en mujeres, no son bien tolerados por sensación de pulso lento, cansancio o tensión baja. Pueden ser eficaces los fármacos antiarrítmicos pero su uso puede verse limitado si existe cardiopatía y en algunos casos pueden producir efectos secundarios no despreciables. Finalmente, y con un uso cada vez más frecuente, se puede realizar tratamiento invasivo mediante ablación (cateterismo específico para tratar arritmias que consiste en destruir mediante aplicaciones de radiofrecuencia los focos arrítmicos). ¿Cuándo deben tratarse? En la mayoría de los casos no se recomienda tratamiento ya que es una patología benigna y en ocasiones la medicación puede ser peor tolerada que la propia extrasistolia. Una de las claves para recobrar la calidad de vida es que el paciente comprenda que la extrasistolia aunque sea molesta no reviste ninguna gravedad y por ello no debe vivirlas con angustia o miedo. Sólo se instaura tratamiento cuando es verdaderamente muy sintomática (para mejorar la calidad de vida) o en aquellos casos en que se comprueba que se está deteriorando la función del corazón. Cuando se opta por tratamiento médico hay que tener en cuenta que la extrasistolia es con frecuencia episódica (hay épocas mejores y otras peores) y que los fármacos a veces pueden causar más efectos indeseables que la propia arritmia. Si se opta por tratamiento invasivo la eficacia puede estar muy condicionada por el lugar donde se origine la arritmia ya que hay focos más accesibles que otros y es importante que exista un número suficiente de extrasístoles el día del procedimiento para que se pueda localizar de manera precisa el foco. Por eso en casos con extrasístoles muy infrecuentes o episódicas a veces no es rentable el procedimiento. ¿En qué consiste la ablación de extrasistolia? Se trata de un procedimiento invasivo. Bajo anestesia local y sedación se realiza punción de la vena y/o arteria femoral (situada en la ingle) y a través de ella se introduce un catéter en el corazón. Una vez allí, se analiza latido a latido de dónde procede la electricidad en cada extrasístole y el catéter se va desplazando hasta la localización donde se origina ésta y se realiza una quemadura milimétrica (habitualmente mediante radiofrecuencia). Es un procedimiento bien tolerado y prácticamente indoloro que no deja cicatriz aunque a veces, sobre todo si las extrasístoles ese día no son muy frecuentes, puede ser prolongado. Posteriormente no podrá movilizar la pierna unas horas y deberá hacer reposo relativo los siguientes días. Suele requerir menos de 24 h de hospitalización. Aunque es un tratamiento seguro y con una alta eficacia, el paciente debe ser bien seleccionado ya que no deja de ser un procedimiento invasivo y pueden existir complicaciones. Las más frecuentes son vasculares (hematomas o fístulas a nivel de la punción de la pierna). ¿Todo paciente con extrasistolia debe acudir a un cardiólogo especialista en Arritmias? La respuesta es no. La mayoría de la extrasistolia no reviste de importancia y aunque reste calidad de vida al paciente, éste no requiere ser valorado por un especialista en Arritmias ya que no precisará de un tratamiento intervencionista. Solo aquellos pacientes con una elevada carga de extrasistolia ventricular (por encima del 10-15% a pesar de tratamiento farmacológico) o con disfunción ventricular izquierda (pérdida de la fuerza contráctil del corazón) requerirán ser tratados específicamente por un arritmólogo. Si desea ponerse en contacto con nuestro equipo de cardiólogos especialistas en arritmias y electrofisiología e identificar qué diagnóstico y tratamiento sería el más adecuado para su afección, puede pedir cita telefónicamente o contactarnos a través de nuestro formulario en el apartado de contacto. Autora: Dr. Rocío Cózar León Los comentarios están cerrados.
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