Los anticoagulantes y las enfermedades cardíacas
Aunque pueden llegar a ser necesarios en muchas enfermedades, los usos más frecuentes son:
¿Qué tipos hay?
Básicamente podemos dividirlos en tres tipos:
Tomo aspirina® y mi médico me ha dicho que debo cambiarlo por un anticoagulante ¿no tengo la sangre ya lo suficientemente líquida?
La aspirina® (ácido acetilsalicílico), clopidogrel, ticagrelor o prasugrel son antiagregantes plaquetarios. Son fármacos que se usan sobretodo en pacientes con cardiopatía isquémica o que tienen un stent implantado. Estos fármacos actúan impidiendo la agregación de las plaquetas, pero no actúan sobre los factores de coagulación que porta la sangre, que es una parte fundamental en la formación de los trombos. Estos fármacos son ineficaces en la protección de la trombosis en los casos de fibrilación auricular y otros supuestos ya descritos, en los que se precisa un fármaco anticoagulante, no un antiagregante, por lo que en la mayoría de las ocasiones, su médico le pedirá que sustituya su antiagregante por el anticoagulante, aunque hay algunos casos en los que se deben tomar simultáneamente.
Desde que estoy tomando anticoagulantes me salen más hematomas y he sangrado alguna vez por la nariz. ¿Eso significa que me están sentando mal?
No. Los anticoagulantes licuan la sangre por lo que si usted tiene una herida o se da un golpe, el anticoagulante lo que va a producir es un mayor sangrado en esa zona que resulta agredida. No es el causante de la agresión o la herida, pero sí que puede evidenciar un sangrado mínimo que en condiciones normales podría no ser visible y la anticoagulación al hacerlo de mayor cuantía permite que el paciente se dé cuenta. ¿Si tomo Sintrom® o Aldocumar® no puedo tomar tomates ni verduras? Aunque el tomate y las verduras de hoja verde efectivamente influyen en los niveles de anticoagulación, no está prohibida la ingesta de estos alimentos. Lo ideal sería que no fuera una ingesta excesiva y sobretodo, que la ingesta fuera regular ya que cuando le planifican la medicación que debe tomar el próximo mes, lo hacen en base a sus niveles en el mes previo así que si la nutrición es similar de un mes a otro en lo que se refiere a alimentos ricos en vitamina K, las necesidades de medicación también serán iguales. También es importante no hacer una ingesta importante de estos alimentos concentrado en 1-2 días. ¿Es cierto que los anticoagulantes orales directos son menos seguros porque no existe antídoto? No. Es falso. En primer lugar, los anticoagulantes orales directos son muy seguros y de hecho todos han demostrado menor tasa de hemorragia intracraneal que los fármacos antivitamina K. El nivel de anticoagulación que proporcionan es muy estable y poco alterable por lo que no es necesaria la monitorización de los niveles de anticoagulación. En el caso del Pradaxa® existe además un antídoto muy seguro, que revierte la anticoagulación en escasos 5 minutos. No obstante, raramente es necesario su uso. Se estima que la posibilidad de hemorragia grave puede estar entre un 3-9% bajo Pradaxa® pero dado que el nivel de anticoagulación es estable y la semivida es de unas 12-14 h en la mayoría de las ocasiones no es necesario llegar a usar el antídoto. En el caso de los otros anticoagulantes directos, aún no existe antídoto comercializado, aunque se espera que no se demore. Por último, aunque siempre se ha defendido la seguridad de los antivitamina K por la posibilidad de revertir la anticoagulación administrando vitamina K, la realidad es que el efecto de esta última tarda entre 1-3 h si se administra intravenosa y hasta 6 horas vía oral. Esto unido a la inestabilidad propia de los antivitamina K no los hacen obviamente más seguros que los anticoagulantes directos. ¿Qué ocurre si voy a operarme? ¿Debo dejar de tomar el anticoagulante? Actualmente, no es preciso suspender la anticoagulación en la inmensa mayoría de las cirugías de bajo riesgo hemorrágico. En las de riesgo hemorrágico intermedio o alto, habitualmente es suficiente con suspender varios días antes el tratamiento anticoagulante y reiniciarlo aproximadamente 24 h después de la intervención, sin que sea necesaria terapia con heparina en esos días en que no se toma el anticoagulante. Sólo en casos muy contados, en pacientes con alto riesgo trombótico y que toman antivitamina K, se administra heparina subcutánea hasta unas 24 h antes de la intervención. Esto no es necesario ni se recomienda en pacientes con anticoagulantes directos, en los que simplemente se suspenderá el fármaco sin puente de heparina. Su médico, tras valorar su riesgo trombótico, el riesgo hemorrágico de la cirugía y su función renal, le indicará cuándo realizar la suspensión del anticoagulante y si es preciso o no ponerse heparina subcutánea mientras tanto. Si tomo anticoagulantes orales, ¿puedo vacunarme del COVID-19? En los pacientes anticoagulados, la administración de inyecciones intramusculares (como la del COVID) conllevan mayor riesgo de complicaciones locales (hematomas, hemorragias). Sin embargo, el Grupo de Trabajo de Trombosis Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha aclarado “que ésta no sólo no está contraindicada en pacientes que están bajo tratamiento con anticoagulantes orales, sino que se recomienda fervientemente” ya que en su mayoría son pacientes cuya comorbilidad precisamente aumenta el riesgo de complicaciones ante una infección por COVID-19”. Para evitar complicaciones locales en la zona de punción, se recomienda que el INR esté entre 2-3 en los pacientes que toman antivitamina K y en los pacientes que toman anticoagulantes directos se sugiere evitar el pico máximo del fármaco en sangre, por ejemplo, administrando la vacuna antes de la toma de la dosis correspondiente. Y si presento un sangrado grave bajo anticoagulación y es imprescindible que siga anticoagulado. ¿Qué opciones hay? Hay varias medidas que se deberían tomar. La primera evidentemente es tratar la causa que provoca el sangrado (si hay un pólipo sangrante quitarlo, cauterizar lesiones sangrantes, tratar las úlceras…) y corregir todos aquellos factores predisponentes a hemorragia (uso añadido de antiagregantes, de antiinflamatorios o de alcohol, tensión arterial descontrolada...) Posteriormente evaluar en qué condiciones se produjo la hemorragia. Si se produjo bajo antivitamina K, pero con INR mayor de 3, ajustando bien los niveles podría evitarse nuevas hemorragias. En muchas ocasiones se optará por cambiar a un anticoagulante directo puesto que los niveles de anticoagulación son más estables. Si la hemorragia se produjo con un anticoagulante directo, se podría intentar variar a otro. Aunque son parecidos y no hay comparaciones directas entre ellos, algunos pueden tener un perfil de seguridad mayor en determinadas circunstancias (por ej. el Eliquis® y el Pradaxa® 110 mg producen menor sangrado gastrointestinal que los antivitamina K). En caso de que ninguna de estas opciones sea viable, la alternativa es realizar una intervención percutánea que se llama cierre de orejuela y que consiste en insertar un dispositivo que tapona la orejuela izquierda (un apéndice que tenemos en la aurícula izquierda y que es la localización donde se acumulan la mayoría de los trombos). Con esta intervención el paciente podría permanecer sin tomar fármacos anticoagulantes. No obstante, esta medida sólo se reserva para aquellos pacientes en que realmente no se puede mantener la anticoagulación. Autora: Rocío Cózar León Los comentarios están cerrados.
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